Esta semana he vivido en mi piel que quiere decir que una emoción negativa afecte al aparato digestivo. La suerte han sido las herramientas que dispongo para paliar este mal estar y que no afecte más de lo necesario ... de momento.
Quién no ha tenido dolor de estómago ante un examen, perder el apetito por una mala noticia, "cagaleras" por tener que enfrentarse a un reto ...
Nuestras áreas vitales, como son la familia, la pareja, el trabajo, el tiempo libre y nosotros mismos, cuando quiebran o quedan tocadas, nos provocan aparte de cualquier sentimiento un efecto potente en nuestro cuerpo.
En nuestro intestino hay alrededor de 100 millones de neuronas que se ponen de manifiesto cada día en la descomposición de los alimentos, la absorción de los nutrientes y la expulsión de los deshechos. Todos estos procesos necesitan contracciones musculares y procesos mecánicos.
También en el intestino se produce una parte de la actividad de la serotonina, un neurotransmisor súper importante que regula tanto la temperatura corporal, el sueño, el apetito, y el estado de ánimo. Las personas con menos cantidad de serotonina tienden a ser más depresivas.
Lo que parece evidente es que el sistema nervioso intestinal refleja el sistema nervioso central y viceversa. El aparato digestivo tiene una comunicación constante con el nervio vago. Por eso cada vez más se habla de los intestinos como un segundo cerebro. Cuando un altera también lo hace el otro.
Una persona muy exigente o que le cuesta manejar su psique puede aumentar los síntomas de enfermedad digestiva.
Ante esto, valoramos nuestros trastornos digestivos. Las dietas muchas veces no son toda la solución y hay que mirar más allá para entender qué nos afecta y cómo.
Os recomiendo un relajante natural que te ayudará a descansar cuando estés alterado en momentos puntuales. La Passiflora. En el apartado buenos consejos hablo de ella.
"Cuando las cosas vayan mal, no vayas con ellas".
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